Sean Strickland pronunció unas palabras sobre la verdad LGBT que dejaron a todos los periodistas sin palabras, y cree que eso es lo que muchos de nosotros queremos decir
En un evento reciente de la UFC, Sean Strickland, el controvertido campeón de peso medio, volvió a captar la atención del mundo, no solo por su destreza en el octágono, sino por sus declaraciones incendiarias durante una conferencia de prensa previa al UFC 297 en Toronto. Sus palabras, dirigidas a un periodista canadiense que lo cuestionó sobre comentarios pasados relacionados con la comunidad LGBTQ+, dejaron a los presentes atónitos y desataron una ola de reacciones en redes sociales y medios de comunicación. Strickland, fiel a su estilo directo y sin filtros, no solo defendió sus opiniones, sino que afirmó que estas reflejan lo que muchos piensan, pero no se atreven a decir en voz alta.
El incidente ocurrió cuando el periodista Alexander K. Lee, de nacionalidad canadiense, le preguntó a Strickland sobre un tuit de 2021 en el que el luchador expresó que tener un hijo gay sería una señal de haber “fallado como hombre”. Lejos de retractarse o suavizar su postura, Strickland arremetió contra el reportero, cuestionando su apoyo al primer ministro canadiense Justin Trudeau y calificándolo de “débil” y “parte del problema”. “Tú eres el enemigo de Canadá”, exclamó Strickland, antes de lanzarse a un discurso apasionado sobre su rechazo a lo que considera una imposición cultural sobre temas de género y sexualidad. “El mundo no está comprando esa mierda que estás vendiendo”, afirmó, refiriéndose a las ideas progresistas sobre la identidad de género. “Hay dos géneros. No quiero que a mis hijos les enseñen en la escuela con quién deben acostarse”, continuó, generando un silencio tenso en la sala.
Este no es el primer episodio en el que Strickland se ve envuelto en controversias por sus comentarios. En 2021, el luchador ya había generado indignación en redes sociales tras responder a un seguidor en Twitter que, si tuviera un hijo homosexual, lo consideraría un fracaso personal. Aunque más tarde intentó matizar sus palabras, asegurando que no tenía problemas con la comunidad gay y que sus comentarios eran una “broma”, su explicación no logró calmar las críticas. En aquella ocasión, Strickland afirmó: “Los hombres gay son geniales, los apoyo. La mayoría que conozco están siempre felices”. Sin embargo, sus palabras posteriores, que sugerían que los homosexuales solo buscan relaciones sexuales casuales, fueron vistas como un estereotipo ofensivo que avivó aún más el rechazo.
Strickland, quien ha admitido haber tenido una infancia marcada por el abuso y haber pasado por una fase de ideologías extremistas en su juventud, parece canalizar sus experiencias personales en una retórica que combina provocación y desafío a las normas sociales. Su historial incluye referencias a una etapa en la que se identificaba con ideas neonazis, algo que él mismo ha reconocido como producto de un entorno tóxico y una adolescencia llena de rabia. Estas experiencias, según algunos analistas, podrían explicar su necesidad de confrontar constantemente lo que percibe como una cultura dominante impuesta por los medios y las élites políticas.
El impacto de sus declaraciones en Toronto no se limitó a la sala de prensa. En las redes sociales, las reacciones fueron polarizadas. Por un lado, algunos usuarios elogiaron a Strickland por su “sinceridad” y por desafiar lo que consideran una narrativa políticamente correcta. Publicaciones en plataformas como Reddit y X destacaron su disposición a hablar sin filtros, con algunos calificándolo como un “héroe” que dice lo que otros solo piensan. Por otro lado, numerosos periodistas, activistas y miembros de la comunidad LGBTQ+ condenaron sus palabras como homofóbicas y transfóbicas, acusándolo de perpetuar estereotipos dañinos y de carecer de sensibilidad hacia las minorías. La luchadora de UFC Raquel Pennington, campeona de peso gallo y parte de la comunidad LGBTQ+, relató cómo Strickland evitó el contacto visual con ella durante el evento, sugiriendo que sus palabras no se respaldan con la misma valentía en persona.
El debate en torno a Strickland plantea preguntas más amplias sobre los límites de la libertad de expresión en el deporte y la responsabilidad de las figuras públicas. Mientras que algunos defienden su derecho a expresar sus opiniones, otros argumentan que sus comentarios fomentan la intolerancia y contradicen los valores de respeto que la UFC busca promover. Strickland, por su parte, parece imperturbable ante las críticas, insistiendo en que sus palabras reflejan una verdad que muchos comparten en silencio. A medida que su carrera continúa, su capacidad para generar titulares fuera del octágono parece tan formidable como su desempeño dentro de él, dejando a la comunidad de las artes marciales mixtas dividida entre quienes admiran su franqueza y quienes rechazan su retórica.