Sacudida Masiva: El Dueño de TV Azteca Despide a Todos los Empleados “Woke” – “Es Hora de Limpiar México”

En una decisión sin precedentes que ha sacudido a la industria mediática mexicana, Ricardo Salinas Pliego, propietario del conglomerado TV Azteca, anunció el despido masivo de todos los empleados vinculados con lo que él calificó como ideología “woke”. La noticia fue confirmada por directivos de la televisora, quienes señalaron que la orden vino directamente del empresario, bajo el lema “Es hora de limpiar México”.

Salinas Pliego, conocido por sus opiniones contundentes y posturas conservadoras, declaró que las ideas asociadas al movimiento “woke” —como la corrección política, el lenguaje inclusivo, y las políticas de diversidad— estaban debilitando los valores tradicionales de la empresa y del país. Según él, era necesario “recuperar la esencia mexicana” y evitar que “ideologías importadas” siguieran influyendo en los contenidos y prácticas internas de su grupo empresarial.

El término “woke”, originado en Estados Unidos, se ha convertido en un concepto polémico a nivel global. Para algunos, representa la conciencia social y la lucha contra las desigualdades; para otros, es sinónimo de censura, imposiciones culturales y división. En el contexto mexicano, el debate sobre lo “woke” ha cobrado fuerza en los últimos años, especialmente en medios de comunicación y redes sociales, donde se cuestiona si estas ideas son compatibles con la idiosincrasia nacional.

Los despidos fueron abruptos y afectaron tanto a figuras conocidas del ámbito televisivo como a empleados de producción, guionistas, creativos, e incluso personal administrativo. No se ofrecieron indemnizaciones excepcionales ni procesos de mediación, lo cual generó una ola de críticas por la falta de transparencia y sensibilidad en el manejo de los recursos humanos. Ex trabajadores expresaron su indignación en redes sociales, calificando la medida de autoritaria y discriminatoria.

La reacción del público no se hizo esperar. Mientras sectores conservadores y tradicionalistas aplaudieron la decisión, viéndola como un acto valiente para defender los “valores de siempre”, otros sectores —especialmente jóvenes, activistas y defensores de derechos humanos— condenaron la purga como un retroceso alarmante. Se realizaron manifestaciones frente a las instalaciones de TV Azteca en varias ciudades del país, y varias personalidades del mundo del espectáculo y la cultura alzaron su voz en solidaridad con los despedidos.

Académicos y analistas sociales también han intervenido en el debate. Algunos sostienen que Salinas Pliego está capitalizando el rechazo popular a ciertas formas extremas del pensamiento progresista, para fortalecer una narrativa empresarial que favorezca sus intereses. Otros, en cambio, lo acusan de promover una cultura autoritaria y excluyente, que podría tener consecuencias negativas a largo plazo para la diversidad cultural y la libertad de expresión en México.

El impacto económico y reputacional de esta decisión todavía está por verse. Aunque TV Azteca ha mantenido su audiencia en ciertos sectores, ha perdido credibilidad ante otros públicos más jóvenes y diversos. Algunos anunciantes incluso han considerado retirar sus campañas ante el riesgo de asociarse con una imagen pública tan polarizante.

Por su parte, Salinas Pliego se ha mostrado desafiante ante las críticas. En entrevistas recientes, insistió en que “limpiar México” no significa discriminar, sino “recuperar el sentido común y poner fin a las tonterías ideológicas que están destruyendo el país”. Según él, el verdadero problema no es la diversidad, sino la imposición de una visión única del mundo que no representa a la mayoría de los mexicanos.

Lo cierto es que esta medida ha abierto un debate profundo sobre los límites entre la cultura empresarial, la ideología y los derechos individuales. ¿Puede una empresa decidir expulsar a sus empleados por sus ideas o posturas personales? ¿Dónde queda la libertad de expresión dentro del ámbito laboral? ¿Es esta una reacción legítima frente a lo que muchos perciben como una cultura de censura impuesta por lo “políticamente correcto”? O, por el contrario, ¿es una muestra clara de represión disfrazada de limpieza cultural?

En todo caso, el episodio ha puesto en evidencia las tensiones culturales que atraviesan México en estos tiempos. Mientras unos claman por tradición y orden, otros luchan por inclusión y cambio. Lo que está en juego no es solo el rumbo de una televisora, sino el tipo de sociedad que los mexicanos quieren construir en el futuro.