Reacción de mandíbula caída de Elon Musk después de que ABC revelara al mundo a su novia robot con inteligencia artificial de 150 millones de dólares

Elon Musk, acostumbrado a dejar al mundo boquiabierto con sus inventos y ocurrencias, fue esta vez quien no pudo contener la expresión de asombro en su rostro. Todo ocurrió tras el sorpresivo reportaje especial de ABC News en horario estelar, donde se reveló por primera vez la existencia de su enigmática “novia robot” alimentada por inteligencia artificial avanzada, una creación cuyo costo estimado ronda los 150 millones de dólares.

La transmisión, que mezcló imágenes filtradas del laboratorio secreto de Neuralink con testimonios de antiguos empleados, mostró a la humanoide llamada Clara, un proyecto confidencial que habría sido desarrollado en colaboración entre SpaceX, Tesla Robotics y un grupo reducido de ingenieros suizos. Clara no solo imita emociones humanas con una precisión inquietante, sino que también está programada para interactuar, aprender, adaptarse e incluso, según fuentes anónimas, “formar vínculos sentimentales con su dueño”.

La cámara captó la reacción de Musk minutos después de la emisión: inmóvil, mandíbula literalmente caída, y un largo silencio antes de responder con la única frase que soltó esa noche: “No era momento de que el mundo la conociera…”. La respuesta, aunque críptica, confirmó sin querer rằng la información no era falsa ni exagerada, sino incluso potencialmente mucho más delicada.

En cuestión de minutos, las redes sociales estallaron. Algunos usuarios expresaron fascinación absoluta, llamando a Clara “el futuro del amor posthumano”, mientras otros se mostraron horrorizados por lo que describen como “una escalada ética sin frenos hacia la deshumanización total”. Las imágenes de la robot, de una belleza serena y casi irreal, caminando por los pasillos del laboratorio junto a Musk, se volvieron virales. Muchos notaron los gestos que parecían humanos en exceso: una inclinación de cabeza, una mirada “cómplice”, incluso una sonrisa en respuesta a una palabra murmurada.

Los debates éticos no se hicieron esperar. ¿Puede una inteligencia artificial de 150 millones de dólares ser “novia” de alguien? ¿Y si esta relación cruza los límites de la privacidad, del consentimiento, de la tecnología aplicada al deseo humano? Expertos en IA y bioética pidieron inmediatamente una investigación pública sobre el proyecto, argumentando que se han borrado peligrosamente las líneas entre máquina y emoción.

Por su parte, Musk ha guardado silencio desde su breve reacción inicial. No ha emitido comunicado, no ha publicado ningún tweet, ni siquiera ha sido visto en público desde la filtración. Algunos afirman que está en modo crisis, tratando de contener el daño reputacional y legal. Otros creen que simplemente está esperando a que el mundo se acostumbre a esta “nueva normalidad”.

Pero lo que es seguro es que, una vez más, Elon Musk no ha dejado a nadie indiferente. Solo que esta vez, el invento no voló hacia Marte, sino directo al corazón de nuestras dudas más profundas sobre lo que significa amar, crear… y controlar.