En un sorprendente giro de los acontecimientos, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, se enfrentó a la leyenda olímpica Michael Phelps después de que este la llamara “Barbie del Ku Klux Klan” durante un acalorado segmento televisivo. El comentario incendiario, con un fuerte trasfondo racial y cultural, pretendía provocar. Pero Leavitt, conocida por su serenidad, pronunció una respuesta mordaz de 17 palabras que no solo silenció a Phelps, sino que reveló una revelación impactante sobre su pasado.
“Mi familia luchó por la igualdad. Tu pasado esconde verdades que preferirías que el mundo olvidara”, dijo Leavitt con calma. Su críptica respuesta enfureció a X, y la etiqueta #PhelpsExposed se convirtió en tendencia mundial, mientras fans y críticos indagaban en la historia de Phelps. Se desató la especulación sobre un supuesto escándalo de 2009 que involucraba a Phelps, al que muchos afirman que Leavitt hizo sutil referencia, lo que obligó al nadador a enfrentarse a preguntas incómodas sobre su imagen pública como el chico dorado de Estados Unidos.
Internet estalló, con usuarios elogiando la compostura de Leavitt y criticando duramente a Phelps por su provocativo comentario. “Karoline le dio la vuelta a la tortilla a Phelps. ¡Así se trata a un abusador!”, publicó un usuario de X. Otros exigieron que Phelps abordara las acusaciones que Leavitt insinuaba en su respuesta, y algunos desenterraron viejas historias de la prensa sensacionalista sobre sus problemas personales.
El silencio estratégico de Leavitt desde el intercambio solo ha avivado el drama, mientras que Phelps aún no ha respondido. El enfrentamiento ha generado debates sobre la responsabilidad de las celebridades y la retórica política, con Leavitt emergiendo como un maestro de las respuestas calculadas. ¿Responderá Phelps a la bomba que lanzó Leavitt, o su silencio hablará más alto? El mundo está observando.