Elon Musk, el magnate detrás de empresas como Tesla, SpaceX, X (antes Twitter) y Neuralink, ha vuelto a generar titulares, esta vez no por un avance tecnológico ni una declaración incendiaria, sino por la formación de un nuevo equipo de seguridad privada valorado en más de mil millones de dólares. La magnitud de esta operación ha desatado una ola de preocupación entre los ciudadanos estadounidenses, expertos en seguridad nacional y hasta algunos miembros del Congreso, quienes temen que el empresario más polémico del siglo XXI esté construyendo su propio “escudo de poder”.
De acuerdo con filtraciones provenientes de fuentes cercanas a Musk, el equipo de seguridad está compuesto por exagentes de inteligencia, soldados de élite retirados, expertos en ciberdefensa y contratistas privados que han trabajado en zonas de guerra. Además de su entrenamiento militar, cuentan con acceso a tecnología de vigilancia avanzada, vehículos blindados personalizados, drones autónomos y sistemas de detección biométrica dignos de una película de ciencia ficción.
Los informes señalan que esta red de protección no solo opera en Estados Unidos, sino que tiene despliegues en puntos estratégicos de Europa, Medio Oriente y Asia, especialmente en instalaciones vinculadas a SpaceX y proyectos de inteligencia artificial confidenciales. Lo que más preocupa a la opinión pública no es solo la cantidad invertida, sino la falta de regulación sobre este tipo de dispositivos privados de poder.
“La pregunta que todos nos hacemos es: ¿por qué necesita Elon Musk un ejército privado con capacidades que superan a las de algunas agencias oficiales?”, declaró en televisión una exagente del FBI. “Estamos viendo a un individuo acumular no solo influencia económica, tecnológica y mediática, sino ahora también fuerza paramilitar.”
La reacción ciudadana ha sido mixta. Algunos seguidores de Musk aplauden la iniciativa, argumentando que un hombre con su nivel de exposición mundial está justificado en protegerse de amenazas constantes. Otros, sin embargo, alertan sobre el peligro de que un multimillonario actúe fuera del marco del Estado, con recursos ilimitados y sin control público.
En las redes sociales, las imágenes de los supuestos miembros del escuadrón privado de Musk, con uniformes negros y tecnología nunca antes vista, han generado teorías conspirativas y memes a partes iguales. El hashtag #MuskArmy ha sido tendencia en varias plataformas, acompañado de comentarios que oscilan entre la admiración y el miedo absoluto.
Hasta el momento, Musk no ha ofrecido una explicación oficial, limitándose a publicar en su cuenta de X: “El mundo ya no es seguro. Protégete, incluso si eso molesta a los cobardes.” Una declaración que muchos han interpretado como una provocación directa a sus críticos.
Con este nuevo capítulo, Elon Musk se distancia aún más de la imagen del empresario tradicional. Ya no es solo el innovador disruptivo, sino también una figura que desafía los límites del poder privado. Y para muchos, eso es exactamente lo que da más miedo.