ESPERÓ AÑOS PARA DECIR SUS ÚLTIMAS PALABRAS”. Después de que Charlie Kirk la calificara públicamente de “vergüenza nacional” en 2021, Simone Biles permaneció en silencio durante gran parte del tiempo. Ahora, tras su muerte, finalmente ha respondido con una sentida y emotiva publicación que detalla el dolor personal que le causó. Millones la consideran la respuesta más valiente y necesaria en la historia del deporte. SIN EMBARGO, quien más atención está recibiendo ahora mismo es Elon Musk, tras enviarle a Simone Biles un mensaje de cinco palabras que dejó atónitos a sus fans

En el vertiginoso mundo de las redes sociales y el deporte de élite, donde cada palabra puede convertirse en un terremoto cultural, la historia de Simone Biles y su relación con las críticas ha resurgido como un fantasma del pasado. Hace cuatro años, en pleno apogeo de los Juegos Olímpicos de Tokio, la gimnasta estadounidense, considerada una de las atletas más grandes de la historia, tomó una decisión que sacudió al mundo: retirarse de varias finales por problemas mentales, un acto de vulnerabilidad que priorizó su salud sobre la gloria. Aquella elección no solo le valió elogios por su coraje, sino también una oleada de ataques feroces. Entre ellos, destacaron las palabras de Charlie Kirk, el controvertido activista conservador y fundador de Turning Point USA, quien la tildó públicamente de “vergüenza nacional”, “sociópata egoísta” e “inmadura”. Kirk, en su podcast “The Charlie Kirk Show”, llegó a cuestionar si Biles había sufrido abusos sexuales —una alusión insensible a su testimonio contra el exmédico de la selección Larry Nassar, condenado por abusar de más de 160 víctimas— y la acusó de debilitar a una generación entera al “hacer añicos” bajo presión. “Si no estás lista para el gran momento, tenemos miles de jóvenes gimnastas que adorarían tomar tu lugar”, espetó, culpándola incluso de la victoria rusa en las finales femeninas.

Simone Biles, entonces de 24 años y ya con 30 medallas olímpicas y mundiales en su haber, optó por el silencio. No respondió a Kirk ni a los trolls que la bombardearon en redes. En cambio, se enfocó en su recuperación, regresando triunfal en los Juegos de París 2024, donde sumó tres oros más y consolidó su legado como la gimnasta más condecorada de la historia estadounidense. Su quietud no fue debilidad, sino una lección de resiliencia: priorizar el autocuidado en un deporte que a menudo devora a sus estrellas. Millones de fans la respaldaron, viéndola como un símbolo de empoderamiento femenino y mental, pero el eco de aquellas críticas persistió en las sombras de internet.

Avancemos al septiembre de 2025. Charlie Kirk, a sus 31 años, se encontraba en la cima de su influencia política. Su gira “American Comeback” lo llevaba por universidades conservadoras, predicando contra el “wokismo” y el declive moral de Estados Unidos. El 18 de septiembre, durante un evento en la Utah Valley University, un disparo fatal lo segó en pleno discurso. Su asesinato, que conmocionó a la nación, desató un torbellino de reacciones: desde tributos de figuras republicanas hasta especulaciones sobre motivaciones políticas. En ese contexto de duelo y división, surgió un rumor viral que conectaba directamente con el pasado de Biles. Una publicación en Facebook, compartida más de 26.000 veces y con 169.000 reacciones, afirmaba que Simone había roto su silencio con una “publicación cruda y emotiva” en su blog personal. El texto ficticio describía cómo Kirk la había sumido en un “infierno personal”, detallando el dolor de ser etiquetada como traidora nacional por priorizar su salud mental. “Esperé años para decir mis últimas palabras”, supuestamente escribía Biles, concluyendo con un cierre poético sobre la fortaleza verdadera. Millones, según el post, la alababan como “la respuesta más valiente y necesaria en la historia del deporte”, un “clapback” que unía el activismo y la gimnasia en un momento de catarsis colectiva.

La noticia se propagó como pólvora. En TikTok y X (antes Twitter), hashtags como #BilesVsKirk y #FinalWord acumularon millones de vistas. Atletas como Jordan Chiles, compañera de equipo en Tokio, compartieron capturas de pantalla, mientras que influencers progresistas la erigieron en mártir contra el machismo tóxico. Incluso en foros conservadores, el rumor dividió opiniones: algunos lo veían como un golpe bajo en un duelo, otros como justicia poética. Pero, como pronto revelaron fact-checkers de Snopes y Hindustan Times, todo era una fabricación. No existía tal blog. Biles no había comentado nada sobre la muerte de Kirk. La publicación era un producto de IA, uno de varios bulos que inundaron las redes tras el asesinato, incluyendo falsos tributos de celebridades y donaciones inventadas. Simone, fiel a su patrón, permaneció en silencio, enfocada en su vida post-olímpica: entrenamientos, su matrimonio con el jugador de la NFL Jonathan Owens y campañas contra el abuso en el deporte. Su “respuesta” no fue palabras, sino vivir plenamente, demostrando que la verdadera victoria radica en la indiferencia ante los detractores.

Sin embargo, en medio de este torbellino de desinformación, la figura que ha acaparado ahora todas las miradas no es Biles, sino Elon Musk, el magnate sudafricano de Tesla y SpaceX, dueño de la plataforma donde el rumor estalló. Musk, conocido por sus intervenciones impredecibles en X, envió un mensaje directo a Simone Biles que ha dejado a sus 200 millones de seguidores boquiabiertos. Fueron solo cinco palabras: “Eres más fuerte que él”. El tuit, publicado el 20 de septiembre desde su cuenta verificada, llegó sin contexto aparente, pero con un impacto nuclear. Adjunto a una foto de Biles en el podio de París, el mensaje parecía aludir al enfrentamiento con Kirk, posicionando a Musk —un aliado frecuente de causas conservadoras— en un rol inesperado de apoyo a la atleta. “En un mundo de ruido, el silencio de Simone es ensordecedor. Respeto eso”, añadió en un hilo posterior, defendiendo su plataforma contra acusaciones de amplificar fake news.

La reacción fue inmediata y polarizada. Fans de Biles inundaron las respuestas con corazones y memes de Musk como “caballero andante”, viéndolo como un raro momento de redención para el hombre que ha sido criticado por Biles en el pasado —ella lo llamó “un lugar aterrador” en 2024 por el acoso en X—. Otros, escépticos, lo tildaron de oportunismo: “¿Elon apoyando a una ‘débil’ mental? ¿Dónde está la trampa?”. Políticos como el senador demócrata Cory Booker lo usaron para criticar la toxicidad en redes, mientras que en el bando republicano, aliados de Kirk como Ben Shapiro lo cuestionaron como “traición”. Musk, fiel a su estilo, no retrocedió: respondió a un detractor con un emoji de cohete, insinuando que su mensaje era sobre “resiliencia innovadora”, no política.

Este episodio encapsula la era actual: un cruce entre deporte, muerte y memes digitales donde la verdad se diluye en algoritmos. Biles, con su silencio eterno, emerge como la ganadora moral, recordándonos que las “últimas palabras” más poderosas son las que no se dicen. Musk, meanwhile, sigue navegando el caos que él mismo crea, pero su gesto de cinco palabras ha humanizado —por un instante— a un titán de la tecnología. En un año marcado por divisiones, esta historia nos invita a pausar: ¿qué diríamos nosotros en el podio final? Para Simone, la respuesta parece clara: nada. Solo el eco de sus saltos perfectos.