En una reciente rueda de prensa en la Casa Blanca, la secretaria de prensa Karoline Leavitt, la más joven en la historia de Estados Unidos con tan solo 27 años, ha generado una intensa controversia al declarar que la administración del presidente Donald Trump está considerando no reconocer junio como el Mes del Orgullo. Según Leavitt, la decisión responde a una postura crítica hacia lo que ella denominó como una «agenda WOKE» que, en sus palabras, «no merece ser conmemorada». Estas declaraciones han desatado un torbellino de reacciones en las redes sociales, medios de comunicación y entre la comunidad LGBT, que enfrenta un panorama de incertidumbre tras el regreso de Trump al poder en 2025.
Leavitt, conocida por su estilo directo y su lealtad al presidente Trump, señaló durante la conferencia que «no hay planes» para emitir una proclamación presidencial que reconozca oficialmente el Mes del Orgullo, una tradición instaurada por presidentes anteriores como Bill Clinton y Barack Obama. «El presidente Trump está orgulloso de ser un presidente para todos los estadounidenses, sin importar su raza, religión o credo», afirmó, intentando matizar sus palabras. Sin embargo, su comentario posterior sobre la cultura «WOKE» como algo que «no merece ser conmemorado» ha sido interpretado por muchos como un rechazo explícito a las celebraciones del Orgullo, que durante décadas han visibilizado las luchas y logros de la comunidad LGBT en Estados Unidos y el mundo.
La declaración de Leavitt se produce en un contexto político marcado por la polarización. Durante el primer mandato de Trump (2017-2021), su administración implementó políticas que afectaron negativamente a la comunidad LGBT, como la prohibición de personas transgénero en las fuerzas armadas y la eliminación de protecciones contra la discriminación en la atención médica. Aunque en 2019 Trump expresó en la red social X su apoyo a una campaña global para despenalizar la homosexualidad, sus acciones en el ámbito doméstico han sido vistas por muchos como contradictorias. La ausencia de una proclamación oficial para el Mes del Orgullo durante su primer mandato ya había generado críticas, y las palabras de Leavitt parecen reforzar esta postura.
Organizaciones defensoras de los derechos LGBT han reaccionado con preocupación. Grupos como Human Rights Campaign y GLAAD han calificado las declaraciones de Leavitt como un retroceso en la lucha por la igualdad. «Negarse a reconocer el Mes del Orgullo es un mensaje claro de exclusión», señaló un portavoz de GLAAD. En las redes sociales, usuarios han expresado tanto apoyo como indignación. Algunos mensajes respaldan la postura de Leavitt, argumentando que el gobierno debería priorizar otras causas, como el apoyo a los veteranos, mientras que otros la acusan de promover un discurso divisivo que podría incitar a la discriminación.
Por otro lado, la congresista republicana Mary Miller ha avivado aún más el debate al proponer una resolución que declara junio como el «Mes de la Familia», en un intento de «rechazar la mentira del Orgullo», según sus palabras. Esta iniciativa, apoyada por organizaciones conservadoras como Moms for America y el Family Research Council, busca reorientar la narrativa hacia valores tradicionales, lo que ha intensificado las tensiones en un país ya dividido por cuestiones culturales y sociales.
Leavitt, quien se ha consolidado como una figura clave en la comunicación de la administración Trump, no es ajena a la controversia. Su ascenso meteórico en la política, desde su trabajo como portavoz de la campaña presidencial de Trump en 2024 hasta su nombramiento como secretaria de prensa, la ha convertido en un símbolo de la nueva generación de líderes republicanos. Su estilo comunicativo, descrito como contundente pero carismático, le ha ganado tanto admiradores como críticos. Sin embargo, sus declaraciones recientes han puesto en el centro del debate su capacidad para navegar temas sensibles sin exacerbar las divisiones.
Mientras tanto, grandes cadenas minoristas en Estados Unidos han optado por reducir sus campañas relacionadas con el Orgullo este año, según una encuesta de Gravity Research. Esta decisión, aunque opcional, refleja el impacto de la retórica de la administración en el sector privado. Empresas como Target, que en 2023 enfrentó pérdidas significativas tras promover productos inclusivos, han adoptado un enfoque más cauteloso en 2025.
A medida que se acerca junio, la comunidad LGBT y sus aliados se preparan para un mes que podría estar marcado por protestas y movilizaciones. La negativa a reconocer el Mes del Orgullo no solo tiene implicaciones simbólicas, sino que también podría influir en políticas públicas y en la percepción de Estados Unidos como un país inclusivo. Por ahora, la Casa Blanca no ha proporcionado más detalles sobre cómo se implementará esta postura, pero las palabras de Leavitt han dejado claro que la administración Trump está dispuesta a desafiar las normas establecidas, avivando un debate que promete extenderse en los próximos meses.