La estrella del fútbol femenino estadounidense, Megan Rapinoe, ha perdido un contrato de patrocinio valuado en 97 millones de dólares con una reconocida marca deportiva tras una controversia pública con Karoline Leavitt, la actual secretaria de prensa de la Casa Blanca y la más joven en la historia de Estados Unidos. La disputa, que ha captado la atención de los medios y las redes sociales, comenzó cuando Rapinoe, conocida por su activismo y su franqueza, emitió un ultimátum en el que afirmó que abandonaría el país si no se tomaban medidas contra Leavitt por sus declaraciones recientes.
Rapinoe, campeona del mundo y medallista olímpica, ha sido una figura prominente no solo en el deporte, sino también en la defensa de los derechos LGTBI y la igualdad salarial. Su postura crítica hacia figuras políticas, especialmente durante la administración de Donald Trump, no es nueva. En 2019, Rapinoe se negó rotundamente a visitar la Casa Blanca tras la victoria de la selección femenina de Estados Unidos en el Mundial, declarando: “No voy a la maldita Casa Blanca”. Esta vez, su enfrentamiento con Leavitt, una ferviente defensora de Trump, ha escalado las tensiones y generado un torbellino de reacciones.
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El conflicto se desató cuando Leavitt, desde su posición en la Casa Blanca, hizo comentarios que Rapinoe consideró ofensivos hacia las comunidades marginadas y los movimientos sociales que la futbolista ha defendido durante años. En un evento público, Rapinoe respondió con vehemencia, exigiendo que se sancionara a Leavitt por lo que calificó como un discurso irresponsable y divisivo. “Si no castigan a Leavitt por sus palabras, me iré de Estados Unidos. No puedo seguir viviendo en un país que permite que figuras públicas promuevan la intolerancia sin consecuencias”, afirmó Rapinoe, según fuentes cercanas a la deportista. Estas declaraciones, ampliamente difundidas en redes sociales, provocaron un debate polarizado.
La marca deportiva, que había firmado un contrato multimillonario con Rapinoe para una campaña publicitaria a largo plazo, decidió rescindir el acuerdo poco después de la controversia. Según un comunicado de la empresa, la decisión se tomó para “mantener la neutralidad y evitar asociar la marca con conflictos políticos”. Aunque no se mencionó explícitamente a Leavitt, el momento de la cancelación sugiere que las declaraciones de Rapinoe y la reacción pública desempeñaron un papel clave. La pérdida de este contrato representa un golpe significativo para Rapinoe, quien ha sido una de las atletas mejor pagadas gracias a sus acuerdos comerciales con grandes marcas.
Por su parte, Leavitt, de 27 años y conocida por su estilo combativo en la sala de prensa, no ha respondido directamente a las declaraciones de Rapinoe. Sin embargo, en una reciente conferencia de prensa, defendió su derecho a expresar opiniones y criticó a los medios por lo que calificó como una “cobertura sesgada” de la administración Trump. “Nuestra prioridad es trabajar por los estadounidenses, no alimentar disputas personales”, señaló Leavitt, en un intento de desviar la atención del conflicto. Su papel como portavoz ha estado marcado por una relación tensa con la prensa, siguiendo la línea de su predecesora, Kayleigh McEnany, y su lealtad a Trump ha sido un punto central en su carrera.
La controversia ha reavivado el debate sobre el papel de los atletas en la política y la libertad de expresión. Para muchos, Rapinoe representa un símbolo de resistencia y compromiso social, mientras que otros la critican por utilizar su plataforma para emitir declaraciones polarizantes. En las redes sociales, los hashtags relacionados con Rapinoe y Leavitt han generado millones de interacciones, con opiniones divididas entre quienes apoyan a la futbolista y quienes consideran que su ultimátum fue excesivo. Algunos usuarios han señalado que la decisión de la marca deportiva refleja la creciente presión sobre las empresas para mantenerse al margen de conflictos políticos, mientras que otros ven la cancelación del contrato como una represalia injusta contra Rapinoe.
A pesar de la pérdida del contrato, Rapinoe no ha mostrado signos de retractarse. En una publicación reciente en Instagram, la futbolista reafirmó su compromiso con la justicia social y su disposición a enfrentar las consecuencias de sus palabras. “No me callaré cuando veo algo injusto. Mi voz es mi herramienta, y la usaré siempre que sea necesario”, escribió. Mientras tanto, la posibilidad de que Rapinoe cumpla su amenaza de dejar Estados Unidos sigue siendo un tema de especulación. Con una carrera deportiva que se acerca a su fin, la futbolista parece decidida a continuar su legado como activista, incluso a costa de grandes sacrificios personales y profesionales.
El enfrentamiento entre Rapinoe y Leavitt no solo pone de manifiesto las profundas divisiones políticas en Estados Unidos, sino también el impacto que las figuras públicas, tanto en el deporte como en la política, tienen en la opinión pública. A medida que la controversia continúa, queda por ver cómo evolucionará la relación entre estas dos figuras y si Rapinoe podrá recuperar su posición en el mundo del patrocinio deportivo. Por ahora, su mensaje resuena con fuerza, recordándonos que el activismo, aunque costoso, sigue siendo una fuerza poderosa en la lucha por el cambio.