En el panteón en constante expansión de los titanes tecnológicos, las comparaciones son inevitables. Y en los últimos años, una de las más persistentes ha sido la reiterada presentación de Elon Musk como el Steve Jobs moderno, una afirmación que, según Bill Gates, cofundador de Microsoft, no solo es inexacta, sino que malinterpreta fundamentalmente la naturaleza misma del genio. Gates, cuyo legado está grabado para siempre en la historia de la informática, ha visto evolucionar estas narrativas y no está dispuesto a aceptarlas.
En 2020, durante una conversación directa con Erik Schatzker de Bloomberg, a Gates le preguntaron sin rodeos si Elon Musk era “el nuevo Steve Jobs”. La pregunta no era nueva ni sorprendente. Los medios, los fans e incluso los inversores suelen apoyarse en los arquetipos del pasado para comprender las rarezas del presente. Musk, con sus tuits erráticos, su imperio de coches eléctricos, cohetes reutilizables, chips cerebrales y túneles subterráneos, parece el heredero perfecto del legado de Jobs. Pero Gates, siempre realista y sobrio, desmintió el mito con una sola frase: “Si conoces a la gente personalmente, entonces esa simplificación excesiva y burda resulta extraña”. Para Gates, la comparación entre Musk y Jobs no solo es errónea, sino también perezosa. Es el resultado de una cultura obsesionada con convertir la complejidad en frases ingeniosas. Sin duda, ambos han transformado el panorama tecnológico. Sin duda, ambos se han convertido en iconos culturales por derecho propio. Pero las similitudes, según Gates, terminan ahí. “Elon es más bien un ingeniero práctico”, continuó Gates.
“Steve era un genio del diseño, la selección de personal y el marketing. Nadie entraría en una sala y los confundiría”. Fue una distinción elegantemente formulada, llena de perspicacia. En esas pocas líneas, Gates logró destacar lo que a menudo se pierde en estos debates: que el genio se presenta en formas tan variadas como las tecnologías que produce. Musk, admitió Gates, ha hecho cosas increíbles. “Elon Musk ha construido un gran coche eléctrico. Ha diseñado y construido cohetes reutilizables. Es un innovador en la construcción de túneles”. El elogio no era solo obligatorio, sino genuino. Después de todo, el dominio inicial de Tesla en el mercado de vehículos eléctricos no surgió de la nada. El salto de SpaceX a los sistemas de lanzamiento reutilizables cambió la economía espacial para siempre. El impacto de Musk en el transporte, la energía y el espacio es innegable. Pero para Gates, reconocer los logros de Musk no significa colocarlo en el mismo pedestal que Jobs.